Cabeza de Ángel, un poema
Me siento a meditar, con cabeza de ángel.
Y solo por aburrimiento quemo mi alma.
¿Qué soy entonces?
Cenizas al viento.
Grises. Diminutas.
Ocupando todo el espacio, y bailando,
Mientras todos duermen y sueñan:
Con sus trabajos, con sus casas, con su televisión,...
Paso por tu lado,
te acaricio, te beso,
quizás me apartas de un golpe de mano,
ajeno al regalo que estás recibiendo.
Luego vuelvo al cuerpo.
No desear.
No sentirme solo, porque no quiero compañía.
Y solo escuchar a ese señor que me llama amable.
Un hermano de la corte celeste.
Él me llena de bondad y me hace desear un mundo mejor.
Si quieres venir a verme, ya sabes donde estoy.
Me reconocerás, por que mi mirada es la del Sol,
Y desde mi pecho exhalo el perfume del futuro.
Cortesía de Manuel Linares Martín
Y solo por aburrimiento quemo mi alma.
¿Qué soy entonces?
Cenizas al viento.
Grises. Diminutas.
Ocupando todo el espacio, y bailando,
Mientras todos duermen y sueñan:
Con sus trabajos, con sus casas, con su televisión,...
Paso por tu lado,
te acaricio, te beso,
quizás me apartas de un golpe de mano,
ajeno al regalo que estás recibiendo.
Luego vuelvo al cuerpo.
No desear.
No sentirme solo, porque no quiero compañía.
Y solo escuchar a ese señor que me llama amable.
Un hermano de la corte celeste.
Él me llena de bondad y me hace desear un mundo mejor.
Si quieres venir a verme, ya sabes donde estoy.
Me reconocerás, por que mi mirada es la del Sol,
Y desde mi pecho exhalo el perfume del futuro.
Cortesía de Manuel Linares Martín
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